Vejo es una localidad perteneciente al municipio de Vega de Liébana.
La primera noticia escrita que conocemos referente al pueblo de Vejo, es del barrio de Ongayo, donde en el año 1316 aparece en el Cartulario del monasterio de Santo Toribio, la noticia de varias tierras donadas al monasterio, en Cereceda, y entre ellas se cita una tierra de Marina Pérez de Ongallo.
En el año 1344, aparece una sentencia de Alfonso Martínez, alcalde de Cereceda, según la cual, Juan, hijo de Juan Martínez, resulta ser vasallo de Santo Toribio, al que debe de pagar sus infurciones.
En este documento aparece por vez primera la existencia del barrio Arroyo: “Maria Ferrandes del Arroyo”,que debía de pagar la infurción de la casa que habitaba en Arroyo. En el documento nos habla también de Pedro Martín de Vejo.
El 8 de junio de 1343, Juan Pérez, de Potes, alcalde del Rey, aparece en un pleito entre Alfonso y Juan de Ongayo, personeros del concejo de Vejo y Martín Ibañez, del Arroyo, por el pago de la fonsadera al monasterio de Santo Toribio.
En al año 1352, Vejo, es de don Tello, salvo dos vasallos de Santo Toribio y, en 1752, la población se dice componerse de cuatro barrios: Dobares, Valcayo, Ongayo, Arroyo y La Vega, y todos juntos forman un concejo.
La población es de señorío perteneciente a la Duquesa del Infantado. Hay un puerto que se llama de San Glorio, mancomunado con los concejos de Enterrías, Bores, Toranzo y Campollo, y está arrendado al conde de Valparaíso en tres mil trescientos reales anuales.
Hay tres montes: La dehesa de Onquemada, de robles y hayas; Melecíá, de hayas, y Obagos, de roble. Existen tres molinos harineros, situados sobre el río que baja de Sozana, de una rueda. En la población, hay 48 vecinos y 67 casas habitables.
Hay una taberna, además de dos sastres, un herrero y, un tejedor de sayal. En el año 1845, Vejo, contaba con 45 casas divididas en seis barrios, contando con una población de 32 vecinos y 96 almas.
La juventud del pueblo salía en invierno a cortar madera. Había dos puentes y dos molinos de piedra en cada uno de ellos. Además de la iglesia parroquial del pueblo y, entre otras ermitas, se cita la existencia de una, en La Vega, titulada El Ángel y, que hubo en el sitio llamado Manzanedo, otra iglesia que dicen fue parroquia, no existiendo ya nada más que ruinas.
En el pueblo, solía haber escuela en la temporada de invierno, teniendo el maestro por retribución uno o dos reales y una torta de pan al mes, por cada uno de los doce o catorce niños que a ella concurrían. En el año 1900, Vejo contaba con 35 edificios habitados y una población de derecho de 188 habitantes.
En el barrio de Dobares, el primero que nos encontramos desde la carretera general, al descender a Vejo, junto al bebedero, estuvo la ermita de San Clodio, donde se acudía a rezar el rosario por las tardes. Los restos de la ermita desaparecieron al construirse la carretera.
Cercana a esta ermita y también desparecida, pero en unos pareados situados a la derecha de la carretera nacional que conduce al puerto de San Glorio, a la altura de la barrio de Dobagares, se encontraba la ermita de San Julián.