Da comienzo esta ruta en el pueblo de Bárago, donde partiendo de la iglesia parroquial, se inicia el camino, que pasando junto al cementerio nos llevará a través de verdes prados adornados de manzanos, hasta La Cotera, donde perdemos de vista a la localidad. Allí, se inicia un suave descenso entre robles y chopos, hasta llegar al río Entreovejas, donde hay una pequeña llanura poblada de nogales, castaños y fresnos. Aquí, es donde comienza la fuerte pendiente, con los primeros tramos cubiertos de verde césped, que alfombra el camino a nuestro paso. Pasamos. estos primeros tramos denominados Los Fresneros y llegamos al torno de Las Verás, don-de en una peña cría una colonia de vencejos, con los nidos pegados a la roca. A partir de este lugar, el verde césped va desapareciendo y ocupa su lugar un tosco empedrado, posible calzada romana en sus orígenes, donde la maleza irrumpe en el camino. Este, era el único camino que comunicaba las localidades de Dobres y de Bárago y, a través del camino empedrado, se bajaban las basnas de hierba que se recogían en los pastos de montaña.

Continuamos ascendiendo pasando por los tornos de La Posa, La Cueva, La Cruz, La Polea y, Collada Ladobo, llegando a la Collada de las Ánimas, donde se da vista a los dos barrios del concejo de Dobres: Cucayo y Dobres. En este lugar, está construido un pequeño humilladero que lleva el nombre de la misma collada, que servía de descanso y oración a los caminantes que por allí pasaban. A partir de este lugar, entramos en el bosque de La Bodija, poblado de esbeltos robles, formando un túnel vegetal sobre el camino que pisamos. Este lugar destaca en otoño por la belleza de sus tonos ocres característicos de la estación. Dejamos atrás el monte y entrarnos en la pradería salpicada de pequeñas liosas cultivadas, para pasar junto a un grupo de grandes nogales, descendiendo hacía el puente que salva el río Frío, por encima del Pozo de las Palomas y, tras una corta ascensión, llegamos al barrio de Cucayo.